Sensaciones Blancas

Amanecer nevando aún me emociona. Reconozco que no hay nada como hacerlo en un vivac a tres mil metros o en plena pared, pero esas sensaciones salvajes se suplen por la cálida visión que se dibuja tras el cristal de nuestro pequeño vivac móvil. La primera nevada del año la hace aun más especial.

La escalada es fusión. El cuerpo fluye con la roca, la roca fluye con el paisaje, el paisaje fluye con el aire, por eso cada cambio que experimenta el paisaje proyecta un sinfín de nuevas sensaciones en nuestro fluir por la roca.

El manto blanco es indescriptible, sobretodo si tienes la suerte en ser de los “primeros” en llegar. Las pisadas del zorro marcan con cicatrices su tortuoso camino al alba, siguiendo con supuesta ansia, los trazos de una desconcertada liebre. El búho real atisba con prepotencia desde la copa de un abedul, mientras el ciervo se desplaza hacia la otra ladera. Hoy el caos está “casi” solo, y a la vez más poblado que nunca. El silencio se hace dueño de la brisa. La piedra fría invita a luchar contra la pereza para disfrutar de sensaciones infrecuentes, aquí compensada por las siempre revitalizantes aguas sulfurosas.

Una vez más, la nieve marca el inicio de un nuevo ciclo, la temporada ha llegado para unos y se ha terminado para otros.