Cada fin de semana, las paredes y piedras dormidas durante milenios, esperan con expectación la llegada eufórica de esos ciudadanos que escapan de sus absurdas vidas en busca de su dosis semanal de adrenalina. Sin consciencia alguna, el objetivo máximo del escalador es encadenar, mientras que los romanticismos ligados al paisaje o al ambiente se convierten en apreciaciones secundarias...incluso inexistentes. En las escuelas de moda, la presencia de masas deja sus secuelas inevitables, en ocasiones acentuadas por la actitud de los indeseables, mientras otras escuelas, caen en el olvido.
Hace unas semanas, cerraban la zona de bloque de la Capelle, ahora toca a Albarracín recibir sentencia por las descontroladas actividades de los últimos años…cual será la próxima zona? Me gusta pensar que en ocasiones la inconsciencia es la que nos lleva a conductas indeseables, pero a menudo, la inmoralidad es la que domina la situación.
No llevo muchos años en esto, joven para algunos, mas veterano para otros, pero llevo lo suficiente para haber visto cambiar muchas zonas, incluso para ver como una escalada bella pasa a ser su propio testimonio moribundo.
Albarragrines y otras campañas ambientales nos alertan de nuestro impacto en el medio. Cada paso que damos, deja una huella, por lo tanto seamos conscientes de como y donde pisamos, de lo contrario, tal vez no volvamos a cruzar nunca mas por la misma senda.
PD: Creo que no es necesario recordar las normas de conductas en el campo, pero al menos si vais a Albarracín consultad la normativa.
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